“Yo no soy de aquí y ya no soy de allá, yo aprendo a vivir como viene y va”.
Ese es el estribillo de un tema musical que un cantante cubano, David Torrens, escribió después de vivir por varios años en México sin regresar a Cuba, y la canción se hizo muy famosa en la isla a finales de los 1990.
Este es el tema musical.
Recuerdo que, todavía viviendo en Cuba, yo oía la canción pero no llegué nunca a entender estando allá, la realidad que encierra esa frase cuando dejas todo lo que conoces y te vas a otro país. Y no hablo de irse de viaje unos meses y regresar o de viajar por el mundo cambiando de lugar regularmente pero siempre en algún momento regresando al país de origen. Hablo de irse a vivir a un lugar bien lejos de todo lo que has conocido hasta ese momento y empezando de cero, tratar de hacer tu vida allí.
Yo me fui de Cuba a vivir en Alemania hace 11 años, pero no fue por ninguna de las razones por las que normalmente la gente en Cuba se va del país, razones económicas como la falta de dinero y trabajo, o por razones políticos. Al menos, esas no fueron las razones primordiales aunque también estaban presentes de cierta manera… viviendo en Cuba esas razones siempre están presentes! Realmente yo me iba a vivir con la que era mi esposa en ese momento, una chica alemana que había estudiado conmigo Cine y llevábamos más de 3 años de relación. Y cuando llegué a Alemania pasó lo impensable (o lo que nunca me esperé yo que pasará), mi esposa me dejó casi al principio de llegar. El por qué ella me dejo no es lo importante (lo confieso, parte de la culpa fue mía), el dato importante es que desde que llegué a Alemania he estado sin lazos familiares cercanos (bueno, hasta que nació mi hijo).
Pasó mucho tiempo sin que yo regresará a Cuba, más de 9 años. Y no era que me hubiera alejado del todo de la isla, no, para nada. Mantenía una comunicación regular con mi familia y amigos y, además, tenía la posibilidad de regresar cuando quisiera. Pero la idea de ir a Cuba era la que menos pasaba por mi mente en esos momentos. Yo era mas joven y tenia ansias de conocer el mundo, ver otras cosas diferentes a las que había visto en Cuba, otras realidades que solo sabia que existían por fotos, libros y películas de cine. Ademas estaba viviendo en Alemania, desde aquí podía moverme por el mundo entero, cosa que en Cuba era imposible. Por supuesto, es algo muy normal en los jóvenes el tener esas ganas de conocer cosas nuevas para así ampliar sus horizontes y les aseguro que más cuando se proviene de una pequeña isla donde la única frontera existente es solo con el mar. Y no se olviden también que yo estaba soltero, sin esos lazos familiares que muchas veces te quitan las ganas de aventura. Esto lo conozco muy bien, que los lazos familiares pueden afectar pues desde que nació mi hijo todas esas ganas de aventuras que siempre he tenido han ido disminuyendo hasta alcanzar un nivel mínimo. El pensar que a mi me pueda pasar algo y que me impida estar presente para él, ha logrado ese efecto.
El quedarme en Alemania a vivir también fue una manera de probarme a mi mismo en ese momento.
En estos 11 años en los que he estado viviendo en Alemania he logrado armar algo que puede parecer una vida. Tengo a mi hijo que adoro, puedo decir que hablo el idioma alemán, por supuesto, no perfecto pero lo hablo; tengo grandes amigos alemanes, también personas a las que pudiera considerar como familia y bueno, me va bien en las cuestiones de trabajo pero… siempre hay un pero.
El sentimiento de “yo no soy de aquí” nunca me lo he podido sacar de dentro de mi en todo este tiempo. Es como esa piedra pequeña que se te mete en el zapato y cuando caminas te molesta un poco. El zapato es muy cómodo y la piedra es muy pequeña pero es tan constante la molestia que va a llegar un momento en el que tu no vas a poder soportarlo más, te vas a quitar el zapato y vas a tirar la pequeña piedra fuera. Pues igual me siento yo, pero sin tener la posibilidad de sacar la piedra. Por supuesto, en esto, todo tiene que ver… la cultura, el clima, como funciona la sociedad, etcétera aquí en Alemania que es, por supuesto, muy, muy diferente que en Cuba. Y no es que sea imposible vivir con esto para mi pero es incomodo pues, aunque todo parezca muy bien a tu alrededor, siempre va a estar ese sentimiento de “yo no soy de aquí” presente en tu mente… como la pequeña piedra en el zapato.
Entre las razones que hicieron que decidiera regresar a Cuba por primera vez después de 9 años estaban el que ya yo no era (soy todavía 😉 ) tan joven, el que mis metas personales a corto y largo plazo fueron cambiando a medida que el tiempo pasaba y el que, evidentemente, muchas de las cosas que fueron desconocidas, nuevas y excitantes para mi en un principio ya eran conocidas, normales y para nada excitantes. Además que, sin saberlo, la añoranza por Cuba y todo lo que ella significa para mi, familia, amigos, experiencias pasadas y más, fue creciendo.
Saben lo que pasó a ser desconocido, nuevo y excitante para mi el año 2016 por ejemplo? Cuba! Todos eso cambios económicos y sociales que estaban (están) pasando allá, el cómo se llevaban a cabo y cómo eran recibidos todos estos cambios por el cubano normal eran para mi un misterio total. Así que en Julio me compre un pasaje y el 2 de Agosto ya estaba volando en un avión hacia la Habana.
Les puedo decir a ustedes que bajándome del avión en el aeropuerto en la Habana se me quitó la “pequeña piedra que yo había llevado esos 9 años en el zapato”. Ese sentimiento de “Yo no soy de aquí” desapareció sin dejar rastros. La verdad es que me es muy difícil explicar la tranquilidad casi “espiritual” que sentí, era como cuando llevas mucho tiempo caminando con un peso encima tuyo, alguien te lo quita de pronto y al momento te sientes tan liviano que parece que vas a salir flotando por el aire como un globo.
Pero como siempre, como decía antes, con todo hay un pero, nada es perfecto… A la semana de estar allá me golpeó la dura realidad, la parte ” y ya no soy de allá” del estribillo de la canción. 9 años es mucho tiempo y la vida continua, no espera por ti ni por nadie. No solo estaban todos esos cambios sociales y económicos que habían estado ocurriendo en Cuba, todo lo demás también había cambiado, la ciudad, mi barrio, mis amigos, mi familia … y hasta yo. Y en ese momento fue que entendí la gran verdad de la primera parte completa del estribillo “Yo no soy de aquí y ya no soy de allá”. Yo no era de Alemania aunque vivía ahí. Era completamente diferente a todo lo que había conocido los primero 29 años de mi vida pero… tampoco ya yo vivía en Cuba, seguía siendo cubano, seguía siendo yo pero estando allá, me sentía más como un “visitante” y además, extrañaba mucho a mi hijo que estaba en Alemania. A pesar de estar con mi familia y amigos en mi país, eso que había creado en Alemania, sin yo saberlo, había cobrado mucha importancia en mi vida.
En ese momento entró en escena la segunda parte del estribillo “yo aprendo a vivir como viene y va”. El aprender a vivir sabiendo que mi vida estaba dividida entre dos lugares a 10 000 kilómetros de distancia uno del otro y muy diferentes en todo sentido y que ya no podía hacer nada para evitarlo. Que mi vida nunca iba a estar completa y también el aprender a aceptarlo (yo les puedo decir que no es fácil). Ahora entiendo porque la deportación por muchos años de tu país era un castigo hace muchos años atrás, claro, salvando las diferencias.
No digo que esta sea la realidad de todo el que se va a vivir a otro país pero estoy seguro que sí lo es para muchos de nosotros, aún sin darnos cuenta. Yo sé que en estos tiempos de Globalización está de moda el ser “ciudadano del mundo” pero, como decía antes, no es lo mismo viajar unos meses a otros países sabiendo que regresaras pronto a tu lugar de origen y tu familia, que el hecho de dejar todo lo que conoces para empezar de cero en otro lugar lejano completamente distinto. Hay una perdida de identidad cultural, geográfica y social, que deja un vació por dentro inexplicable y que es imposible de llenar.
Como dice el estribillo de la canción de David Torrens.